El día en el que la fila de atrás no leyó (Salvo Esaú, el
faaaarol) ese día, Margaret había tenido un buen día: hizo el amor
salvajemente, sus asesorados de tesis aclararon sus ideas y la generación del
2013 leyó los milochomil textos que
había dejado. Como dije, fue un buen día. Al abrir la puerta del salón, el
grupo que le tocaba inventó un juego bien mamón para retrasar la clase, para la
cual nadie había leído, la dinámica consistía en decir un “gusto culposo
literario” la gran sorpresa fue que Maggie dijo:
NUNCA
LEÍ
EL MÍO CID.
TODOS gritamos un gran
¡OOOOOOOOH!
De sorpresa, enalteciendo su declaración de rebeldía en su época
estudiantil. Lo que ella no sabe es que nosotros tampoco lo leímos.
―Yo sí― dijo Elías para sus adentros, pero se calló la boca
porque había confesado que le gustaba la novela rosa, donde hacer el amor es un
acto de amor (valgalarebundancia) y
fidelidad. Elías ese día se sentía muy guapo: llevaba su pantalón
favorito, una camisa polo muy elegante y su barba lucía madura y sexy. Comentaba
con Jesús su clase de ayer, había visto “Rojo Amanecer” cuando Jess llegó y
gritó:
¡Ya me bajó, putos, a huevo!
Con una INFINITA FELICIDAD, pues ya tenía tres días de retraso.
La novela nos permite
ver la historia en diferentes niveles, desde diferentes versiones codificadas…
Maggie discutía con la fila de adelante la novela de Piglia.
Atrás, todos están en su propio mundo:
- Nat, sentada a dos sillas de mí, dibuja.
- Chucho finge prestar atención pero yo sé que él no está aquí.
- Elías, sentado a mi lado derecho, mira a Maggie fijamente mientras espera que le devuelva la libreta para escribir.
PAUSA.
Miro a Margaret.
Está
hablando de la dictadura de Juan Manuel de Rosas ¿no ese wey es del siglo XIX?
Volteo a mi izquierda, quiero
soltar una gran carcajada, Karla está embobaba jugando sus sims. Claudia y el
pastor le prestan atención a la inglesa, que ahora habla de Amalia y María ¿Qué
tiene que ver eso con Piglia y Respiracion Artificial? Yo ya no entiendo nada. Existe
algo llamado “diarrea mental”pensaba Elías, mientras entraba a la mente llena
de hormonas de Jessica y esta niña la padece y cabrón, tiene una falta de
sintaxis cognitiva (o cagativa) que se nota a leguas. Margaret leía la mente de
Elías y solo pensó en un concepto: cáncer en la glándula buen pedo. Como nadie
le podía leer la mente a Maggie porque piensa en inglés y no vino Ortegón para
traducir, no quedaba más que escucharla disertar sobre Rosas y la historia
oficial.
Hoy
no es un buen día para nadie.
Leo lo que escribe Elías y no
puedo con su pinche egocentrismo. De verdad lo quería postear en mi blog, la
cagaste. Carita triste. Cuando leo a Jessica debo bajar del olimpo. A este paso
se supone que debo estar más delgado porque subo y bajo constantemente. No creo
que a la mamá de Jess ―única lectora del blog― le moleste el supuesto
egocentrismo de Elías;
Maggie sigue
hablando y Esaú no deja de pensar en el culo de Andrés.
Me doy por vencida.
¿De qué más hablan? Pregunta Maggie.
Kafka, Joyce, Hitler, Baudelaire responde la fila de
adelante
Esaú corrige ―una vez más―
la pronunciación de un apellido extranjero porque chucho no lo dijo correctamente.
YA ME ABURRÍ. Solo
pienso en PIB ¿YA MERO DAN LAS DOS?
Por esta y otras
actividades culturales que realizamos en vez de prestar atención a la clase, es
que somos la GENERACIÓN MALDITA.
FLOJOS.
CULEROS.
BUENA GENTE.
PERO NUNCA
IGNORANTES.
Solo apáticos.
Por esta razón, el día que la fila de atrás no leyó, salvó
Esaú EL FA ROL, Margaret había tenía un buen día…
P.D. YA CHINGASTE.
Faltan 45 minutos ¿Ahora qué hacemos?
Texto sinsentido escrito durante la clase de Literatura Latinoamericana del siglo XX. El día en el que Jess y Elías no leyeron.
EMHE
JPAP
1 comentario:
I like that.
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