29 agosto 2016

Así fue.

Tú bien sabes 
que no fue mi culpa 
tú te fuiste sin decirme nada 


Es evidente que no quieres saber mas de mi.
Tardé días en captar esa idea. Se tuvo que morir el pinche Juanga para agarrar el pedo y entender, porque yo soy la típica vieja mexicana que quiere chingón pero es de lo que no hay.
Escucha esta, es más feliz, te la dedico con harto cariño y además porque sé que te gusta Emmanuel http://goo.gl/e7aTk5

Y ya me voy porque de seguro ya me alucinas.
Y porque este pinche trago caliente no se va a gastar solo.
¡Salud! Por lo que nunca será.
Y porque todo quede en un recuerdo chido, sin rencores.
Recuérdame bonito, aunque esté cabrón, nomás inténtalo ¿va?

Sale, todo tranquilo. Ya no regresaré a ti.

29 octubre 2015

Sobre el egoísmo posmoderno || La era del YO-YO-YO.

Hace unos días vi Aziz Ansari Live at Madison Square Garden en Nextflix, ya más o menos conozco su humor y tenía ganas de reírme un rato por lo que creí que era la mejor opción... pero no lo fue. El speech que dio en dicha presentación se enfocó en las relaciones humanas y lo jodidas que están gracias a las nuevas tecnologías, eso ya todos lo sabemos, pero fue tal el grado de identificación que sentí durante su performance que al final me dejó un mal sabor de boca. Claro que me reí, pero por las razones equivocadas. Era reírme o revivir con nostalgia y detalle cada una de las situaciones que me hizo recordar.
A propósito de un reciente malentendido que tuve con unos amigos y de ver ESE stand up, surge mi necesidad de escribir este post.
He decidido llamarle "egoísmo posmoderno" porque muy acertadamente el teórico Theodor Adorno vaticinó el caos que existiría por el surgimiento de los mass media, la posmodernidad y la llegada de la tecnología, en oposición a lo que Gianni Vattimo consideraba que sería una “sociedad transparente”. A continuación explicaré lo que he sintetizado como “egoísmo posmoderno” con la ayuda de los chistes de Aziz y experiencias propias.  

El comediante tiene mucha razón cuando dice que "todos somos parte de un grupo de gente muuuuy grosera e impredecible. Si estás vivo y tienes un celular, entonces eres una persona grosera de mierda".
¿Por qué? Te haré una pregunta y responde honestamente:
¿Has intentado hacer planes los últimos dos años? ¿Como te ha ido? 

Es una situación que se ha convertido en algún frustrante. F R U S T R A N T E.
Es algo así como:
-¿Podemos vernos?
-MAYBEEEEEEEE, A LO MEJOR, PUEDE SER, TAL VEZ…

Se convierte en un juego en el que la primera persona que esté más ocupada o posponga más los planes, gana. Y, si me la aplicas, pos yo también te la aplico. Y fíjense en lo mucho que tardamos en contestar, en las fechas, a veces yo me esperaba hasta el día siguiente para responder.



Esta persona me gustaba muchísimo y ese café tan prometido JAMÁS se concretó.
(AFORTUNADAMENTE)
P.D. Pero aún me agrada y ahora somos amigos… por face chat.


Nos conocemos de la facultad, siempre hemos querido salir pero nunca se ha concretado.



Aziz compara los tiempos en los que una llamada bastaba para hacer un compromiso. Si la persona con la que saldrías te decía a las “8pm en tal lado” estabas a las 8 en punto en el lugar acordado y si no llegaba, era porque estaba muerto, así es, MORIR era la única manera de cancelar amablemente un plan. ¿Ahora como nos cancelan nuestros amigos? Una hora antes, te mandan un inbox, si tienes suerte un whats y te dicen que están cansados y/o que no podrán. THIS SHIT IS REAL.

Tristemente ya no hay emoción por ver a nuestros amigos, recuerdo que cuando estaba en la secundaria, si tenía celular pero nunca crédito, entonces, si me pasaba algo increíble (por más cagado que sea) tenía que esperar desesperada hasta el día siguiente para contárselo a mis amigas. ¡Existía emoción! Ahora lo primero que hacemos es mandar un mensaje de voz y listo. En esta época las relaciones humanas se han convertido en un verdadero v i a c r u c i s. La gente no se compromete a nada y no hablo solo de relaciones amorosas, sino en general. El encuentro cara a cara ha pasado a un segundo plano, porque sabemos todo de todos gracias a nuestras redes.



Justo hoy le reclamé a una amiga que siempre me deja en visto ¿y que creen que hizo? ¡POR SUPUESTO! Me dejó en visto… DE NUEVO.


Cuando alguien nos deja en visto, enloquecemos, me ha pasado que hasta mi mamá me deja en palomita azul y por supuesto que me enoja (nunca te lo perdonaré mamá). Si te gusta alguien, inmediatamente comienza la auto tortura: te haces su amiga en facebook, lo sigues en twitter, instagram y si tienes suerte en Snapchat. La paranoia se presenta cuando otra mujer le comenta o da like, en fin, te creas toda una historia inverosímil, te conviertes en algo que no tiene nada que ver contigo y tu forma de ser, pero a ese grado hemos llegado.  

Por otro lado, cuando alguien que NO es de nuestro agrado e interés nos invita a salir ¿qué hacemos? FINGIR ESTAR OCUPADOS TODO EL TIEMPO. Así es, ponemos a prueba a la otra persona a través de un juego psicológico en el que medimos el grado de esperanza que posee. O se cansa… o se cansa.  
Reconozco que han existido diversas ocasiones en las que me he portado no solo grosera, sino como una verdadera idiota, he ignorado sin piedad. Todos lo hemos hecho, no me dejen sola en esto. Sin embargo, en mis últimas experiencias he sido lo más directa posible para evitar malentendidos pero claro, no toda la gente es así.





Este chico y yo nos gustamos en la prepa, nunca pasó nada pero desde entonces siempre ha sido muy amable conmigo. El año pasado, cuando tuve una contractura en la espalda y me postraron en cama cual Frida Kahlo, publiqué que quería unas lenguas de gato para sobrevivir al dolor… fue el único que me preguntó cómo podía enviarlas a mi casa. 


Siempre existirán personas que te sacarán de quicio y te harán perder el tiempo, más vale no fiarse de ellos y alejarte lo más pronto que puedas, a menos que sean tus amigos, a ellos perdónalos porque han de estar ocupados ¿VERDAD OFELIA? jajaja
Para ya no hacer más largo esto, el egoísmo del que hablo se resume en lo siguiente: Nos hemos olvidado del OTRO.  Así de sencillo. Estamos en la era del YO-YO-YO.

Estoy en conflicto porque soy fan de las redes sociales, me encantan, utilizo facebook tooodos los días para decir lo que siento y pienso, aunque suene cursi, el caso es que me parece desolador lo mucho que las redes han perjudicado nuestra manera de llevarnos con los demás. ¿Y qué puedo hacer al respecto? Pues claro, escribir sobre esto para desahogarme, publicarlo y compartirlo en mi face. Es un simple reflexión, no se pongan tristes como yo. Intentemos disfrutar de la posmodernidad. ¡Intentemos, dije! 
Pinche Aziz, hubiera visto el roast de Charlie Sheen u otra pendejada.


Uno de mis amigos con el que inevitablemente he perdido contacto, me responde un mes después porque “pensó” que YO no le había respondido.  


P.D. Disculpen la intensidad y si creen que exagero ¿me lo harían saber? les agradeceré infinitamente que opinen.










09 febrero 2015

50 Sombras de Grey || ¿Qué están leyendo las mujeres en el siglo XXI? Parte 2.

A propósito del próximo estreno de 50 Shades Grey este 14 de Febrero y la locura mediática debido a su agobiante promoción de la que hemos sido víctimas el último mes, creo que vale la pena continuar con el post 50 shades of grey || ¿Qué están leyendo las mujeres en el siglo XXI? Y en esta segunda parte me centraré únicamente en Anastasia Steele. 


A lo largo de la historia el placer femenino siempre ha sido un tabú y tristemente lo anterior ha desencadenado que el “honor” esté íntimamente vinculado con la sexualidad de la mujer, es decir, ejercer tu sexualidad libremente con quien te plazca, inmediatamente te hace un p*ta, zorra, fácil, etc.
Si retrocedemos a la literatura del siglo XIX encontramos a las grandes femme fatales como Carmen, Madame Bovary y Ana Karenina, personajes femeninos que transgredieron el orden social establecido de aquella sociedad burguesa decimonónica y patriarcal.  Hay que recordar que a grandes rasgos, el discurso hegemónico durante el XIX que se impuso para establecer los roles de género fue el siguiente: al hombre le correspondía  el ámbito público, era un ser social y se le atribuyen otras características como la fuerza, poder, jerarquía;  la mujer por el contrario pertenecía al ámbito privado, debía permanecer al cuidado del hogar por lo que se le atribuyen la  debilidad, subordinación, sumisión.  Por esta razón, las protagonistas antes mencionadas se convirtieron en las llamadas mujeres fatales porque desmitificaron la imagen de la mujer angelical y virtuosa.


 




Ahora bien, Anastasia Steele se ha convertido en la gran heroína de los últimos tiempos por su supuesto empoderamiento y “poder femenino”. Considero esto un grave error y hasta cierto punto preocupante ya que E.L  James utiliza el masoquismo femenino —disfrazado pobremente de BDSM— como descubrimiento erótico que marca el inicio de una vida sexual que luce bastante atractiva y prometedora para la virgen protagonista. A primera instancia, me parece que Ana es reducida a un objeto sexual, pero antes de continuar con este aspecto vamos a recordar como es el tal Christian y porque todas se vuelven locas por él. Pues bien, el señorito Grey ejerce el rol dominante en la relación: es el soltero multimillonario más codiciado de toda la ciudad, dueño de su propia empresa, además de guapo y popular: 

“Ningún hombre me había impactado como Christian Grey, y no entiendo por qué. ¿Porque es guapo? ¿Educado? ¿Rico? ¿Poderoso? No entiendo mi reacción irracional.” (James 2011, 19)

 


Sin embargo, el príncipe azul contemporáneo encabeza un enigma. Nadie sabe  sobre su vida privada y esto es porque mantiene relaciones sadomasoquistas con mujeres a las que contrata específicamente para esa función. Estas relaciones son a base de contratos confidenciales que quedan registrados, lo cual lo hace una “situación seria”, por lo tanto, la imagen del perfecto Christian Grey se mantiene intacta ante los ojos de la sociedad. Este impacto del “hombre perfecto” presenta una serie de conflictos para Ana, ella misma es la que se somete a una relación dominante que desencadena diversas inseguridades que la exponen y la hacen sentirse inferior.
Ana tiene esa tendencia de reducirse a través de comparaciones, ella misma se configura como una persona tímida e insegura, por esto siempre se restringe a ciertas actitudes y comentarios que la minimizan:

“Kate siempre se las arregla para cazar hombres. Es irresistible, guapa, sexy, divertida, atrevida… Todo lo contrario que yo.” (James 2011, 85)

“Toda mi vida he sido muy insegura. Soy demasiado pálida, demasiado delgada, demasiado desaliñada, torpe y tantos otros defectos más […]” (James 2011, 53)

“Me ruborizo de alegría. Christian Grey me considera guapa. Entrelazo los dedos y los miro fijamente intentando disimular mi estúpida sonrisa. Quizá es miope.” (James 2011, 109).
  

Cuando Christian se reúne con Anastasia para exponer la relación que él desea tener con ella hay una serie de situaciones en las que se evidencia el poder del rol masculino, situación en que la protagonista, a pesar de su vacilación, termina por aceptar:

CG: —Bueno, aparte del acuerdo de confidencialidad, habrá un contrato que especifique lo que haremos y lo que no haremos. Tengo que saber cuáles son tus límites, y tú tienes que saber cuáles son los míos. Se trata de un consenso, Anastasia.

AS: —¿Y si no quiero?

CG: —Perfecto —me contesta prudentemente.

AS: —Pero ¿no tendremos la más mínima relación? —le pregunto.

CG:―No.

AS:—¿Por qué?

CG:—Es el único tipo de relación que me interesa.

AS:—¿Por qué?
Se encoge de hombros. —Soy así.” (James 2011, 103)



Las normas del contrato que debe firmar Anastasia constan de reglas estrictas que debe acatar al pie de la letra. Este reglamento incluye cuestiones como las horas que debe dormir al día, los días y el tiempo necesario que debe ejercitarse con un entrenador personal para tener una buena condición física, la ropa que debe vestir (la cual tiene que ser aprobada por Christian),  y por supuesto, la aceptación de que el “amo” tiene el poder absoluto sobre su cuerpo, presento las más “relevantes”:

1) La Sumisa garantizará que duerme como mínimo siete horas diarias cuando no esté con el Amo.

2) El Amo proporcionará a la Sumisa un entrenador personal cuatro veces por semana, en sesiones de una hora, a horas convenidas por el entrenador personal y la Sumisa. El entrenador personal informará al Amo de los avances de la Sumisa.

3) Durante la vigencia del contrato, la Sumisa solo llevará ropa que el Amo haya aprobado.

4) La Sumisa obedecerá inmediatamente todas las instrucciones del Amo, sin dudar, sin reservas y de forma expeditiva. La Sumisa aceptará toda actividad sexual que el Amo considere oportuna y placentera […] Lo hará con entusiasmo y sin dudar. (James 2011, 106)

¿Estamos hablando de una relación “consensuada” de amo-sumiso o de que Ana es la esclava de Grey? Porque aún no le entiendo la onda al tipo. Explíquenme. 


A partir de estas normas, pareciera que hemos retrocedido dos siglos atrás, regresando a la ideología decimonónica masculina en donde a la mujer se le reduce a un objeto sexual, como productora de placer, encerrada en una especie de esfera, aislada en un cautiverio femenino en el que no tiene derecho de alzar la voz, en resumen, la mujer está dedica a SU hombre. No debemos pasar por alto, el constante acoso de Grey hacia Ana por medio de una (considero) abusiva y extrema preocupación, le llama al blackberry (SI, ES MILLONARIO Y LE REGALA UN BLACKBERRY) constantes veces al día, le compra un auto nuevo, le envía miles de mails, le impone a un tipo que la vigile 24/7 por su “seguridad” porque tal parece que Ana es bastante torpe y no sabe cuidarse de nada ni nadie, incluso le dice que por favor deje de trabajar, si ya tienen todo lo que quieren y ella no necesita de su salario. Pero lo más ridículo de todo es cuando Ana comienza a trabajar de asistente en una editorial y es acosada por su jefe, al enterarse de esto Christian pierde la cabeza y c o m p r a la empresa para tener bajo vigilancia al jefe de su ahora novia formal.     

Este es el imaginario de “mujer ideal” que se construye a través de Anastasia Steele: una joven estudiante que conoce a un hombre poderoso y en cuestión de días, se vuelve su centro de atención, abandonando sus ideales y el derecho que tiene sobre su propio cuerpo, con el único objetivo de satisfacerlo a él para poder mantenerlo a su lado… ¿por amor? Mi postura tal vez sea un tanto extremista pero es agobiante la visión que la sociedad contemporánea ha mantenido vigente sobre la mujer en entero condenada a la funcionalidad de un artefacto sexual, donde se reduce el rol femenino al de un objeto, el cual debiera mantenerse a la subordinación del hombre para satisfacerlo, detrás de una historia aparentemente de “amor”, es cansado que Ana se sienta constantemente insegura ya que cree ser incapaz de satisfacer sexualmente a Grey. 

Pensemos, tan solo imaginemos, a todas esas mujeres que no han recibido una educación sexual adecuada y lean (ya sea por convicción, recomendación etc) este “manual” ―considerado así, por algunos críticos y público en general― sobre cómo debería ser una relación heterosexual “normal”. Anastasia Steele se ha catalogado como una especie de “heroína”, porque a pesar de ser tímida, insegura, inteligente y linda pero no lo suficiente como su mejor amiga Kate para atraer hombres, tuvo la gran “F O R T U N A” de que el joven Grey se fijara en ella.


Ideología, sociedad y mercadotecnia han trabajado en conjunto para que el público siga consumiendo con voracidad estos productos que son reflejo y resultado de la cultura en la que estamos inmersos en pleno siglo XXI. Aquí radica el poder del lector, por supuesto que no todas tendrán mi misma lectura y pensarán que Anastasia es reducida a un rol sexual marginado, pero esta es la recepción que tuve de ella. Y a propósito de esto, leyendo como estudiante de literatura, como mujer joven, incluso como simple lectora, no estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo por las razones expuestas anteriormente y vaya que es difícil tratarlas en conversaciones cotidianas con fans de la trilogía. ¿Qué puedo hacer yo, una simple mortal estudiante de literatura para lidiar con estas situaciones y no morir en el intento? Para hacerles entender a los lectores, que ellos tienen el poder, de que efectivamente pueden leer lo que más les guste, pero también que merecen un contenido mucho mejor del que se les ha ofrecido durante los últimos años y que por ejemplo, si están interesadas en la literatura erótica por ahí tienen a grandes como JUAN GARCÍA PONCE, CAROLINA LUNA, CRISTINA PERI ROSSI, MAYRA SANTOS FEBRES y una lista interminable de escritores increíbles que nadie conoce. Mis expectativas distan del discurso dirigido específicamente al público femenino que ofrece la trama de la obra y espero este post haya servido un poco para reflexionar sobre nuestra no querida Anastasia. Y por supuesto, ya estoy esperando con ansias el estreno de la película... en cuevana. 






19 agosto 2014

José Agustín || Celebrando los 70.

 

"Luego, más versos.
No soy nada y soy eterno 
eterna impotencia oscura. 
Voz que se pierde en susurro 
alma que almas enluta. 
Ojos áridos sin luz, 
ojos de obra inconclusa. 
Sonrisa nunca advertida: 
helada sombra de gruta. 
Existencia sin razón, 
vida sin olmos ni luna. 
Lo hecho nada ha valido, 
solo temores y angustias. 
El amor está deforme 
en languidez de la bruma, 
el canto ya es canto sordo, 
sin matices y sin música. 
¿Para qué vivir así 
si mis cantos no se escuchan? 
¿De qué me sirve llorar 
si yo he tenido la culpa?" 


La Tumba (1964) Jose Agustín. 





"Porque mi cabeza es un lío
Porque no hago nada
Porque no voy a ningún lado
Porque odio la vida
Porque realmente la odio
Porque no lo puedo soportar
Porque no tengo amor
Porque no quiero amor
Porque los ruidos están en mí
Porque soy un good ol´estúpido
Sepan pues que moriré
Adiós a todos
Y sigan mi ejemplo.”


Clic, clic...

¡Feliz cumpleaños José Agustín! Genio. 

05 agosto 2014

El último trago.






Tómate esta botella conmigo 
en el último trago nos vamos 
quiero ver a qué sabe tu olvido 
sin poner en mis ojos tus manos 


Esta noche no voy a rogarte 
Esta noche te vas de deveras 
que difícil tener que olvidarte 
sin que sienta que ya no me quieras 


Nada me han enseñado los años 
siempre caigo en los mismos errores 
otra vez a brindar con extraños 
y a llorar por los mismos dolores 


Tómate esta botella conmigo 
en el último trago me besas 
esperemos que no haya testigos 
por si acaso nos diera vergüenza 


Si algún día sin querer tropezamos 
no te agaches ni me hables de frente 
simplemente la mano nos damos 
y después que murmure la gente 


Nada me han enseñado los años
siempre caigo en los mismos errores
otra vez a brindar con extraños 
y a llorar por los mismos dolores.

01 agosto 2014

El amor en los tiempos de "modernidad" || Un viernes desolado.

"Los principales problemas de la modernidad: Vivir en el pasado, creer que todos son iguales y no confiar en nadie. 
Qué alguien nos ayude, por favor." -Yo, lamentándome. 




Justo pensaba en lo difícil que es establecer un relación en estos tiempos en donde las redes sociales y las grandes expectativas que nos creamos han tomado el control de nuestras vidas (el novio perfecto, cambiar nuestro status en fb, que todo mundo sepa que somos asquerosamente felices y tenemos cuanto queremos, en resumen: una escenificación de vida) cuando me llega esta joya: 





Parece broma que no pueda existir un punto medio, sin dramas, honesto, sin dedicatorias de Jenny Rivera que me llame y pregunte "como estás?" o "¡Venga ya, vamos por unos tacos al pastor!"

Vivimos en contraste extremo de la modernidad (somos todo o no somos nada / para que nada nos separe, que nada nos una). 

Vivir de mis recuerdos, el mal de amores y mi prolongada insatisfacción. 


Que alguien me ayude. 



24 junio 2014

La Rumba de Ángel de Campo || Remedios Vena y el contra-discurso del "deber ser"


La Rumba es una novela del mexicano Ángel de Campo que se  publicó a manera de folletín en el periódico El Nacional entre 1990 y 1991. El autor fue reconocido por sus crónicas y cuentos publicados en diversos periódicos nacionales como El Universal y El Imparcial. La novela se centra en Remedios Vena, la cual transgrede el orden establecido de la sociedad en la que está inmersa. La protagonista se encuentra en la periferia de la ruralidad, persigue el sueño de ser una “rota”: una mujer de ciudad. El camino que recorre hacia este imaginario de “mujer ideal”, reflejo de la ideología hegemónica mexicana del siglo XIX, muestra el contra-discurso del “deber ser” femenino lo que finalmente lleva a la protagonista a caer en una caricaturización del utópico prototipo de la mujer mexicana decimonónica. 


El retrato de la cotidianeidad: Las dos Rumbas.

Ángel de Campo, también conocido con el pseudónimo de Micrós, describe a la perfección la cotidianeidad que se vivió a finales del XIX en México:Pueden encontrarse la fidelidad fotográfica del realismo, el cuidadoso análisis naturalista y el subjetivismo dramático del romanticismo. Es que Micrós no podía guardar distancia entre él y sus obras, porque, más que hijas de su ingenio, eran hijas del corazón.” (Millán 1958, 19).  Remedios Vena es una joven mujer que trabaja en la herrería de su padre, Cosme Vena. Su sobrenombre es La Rumba, el mismo que lleva la plaza en la que vive: “La  Rumba tenía fama en los barrios lejanos; contábase que era el albergue de las gentes de mala alma […] Y era triste aquel lugar enorme, desierto; una fuente seca que servía de muladar era el centro […] (De Campo 1958, 186). 

El discurso narrativo-visual que ofrece De Campo, nos invita a indagar en la psicología y configuración de los personajes, la fusión de personaje y lugar como uno mismo, las dos rumbas: “Tintes oscuros de los podrido, lo roto, lo sucio se hacen características no solo visuales, sino que, gracias al narrador, adquieren matices de carácter psicológico: este espacio no únicamente corresponde al plano exterior, sino que además está determinado por los elementos humanos.” (Ortega 2010, 29)

El fuerte carácter y aspecto varonil de Remedios, la hacían sobresalir de entre todos los habitantes de La Rumba:

Había una muchacha seria entre aquellas, una rapazuela que no jugaba ni al pan y queso, ni al San Miguelito, ni a las visitas. Decíanle la “Tejona”, por su cara enfilada y sus modales broncos; era la hija de Don Cosme vena, era Remedios. Prometía ser una mujer de aspecto varonil; rasgaban casi su estrecho vestido las formas precozmente desarrolladas, con enérgicas curvas. Era muy niña; pero en sus ojos de dulzura infantil, cruzaban a veces esos relámpagos elocuentes, esas miradas de mujer que en nada se parecen al candor. (De Campo 1958, 192)  

A pesar de la configuración varonil de Remedios, ella desea ser como las “rotas”, las mujeres de ciudad, a las cuales observa detenidamente pasar por las calles del centro. Cansada de los maltratos de su padre y el trabajo de herrería que se dividía al mismo tiempo con el de costurera en la casa de modas de Madame Gogol, su único consuelo es Napoleón Cornichón; él le ofrece irse a vivir juntos a la ciudad, esto para Remedios presenta un dilema: los problemas que le traería con sus padres al abandonar la Rumba, así como el bullicio de la gente. Por otro lado, la nostalgia de aquel lugar, los fugaces recuerdos de su madre colérica, su padre ebrio, el porvenir de la herrería, posiblemente su única herencia, así como el futuro incierto de una costurera sin estudios, todo aquello que La Rumba representaba, la opción y deseo de poder escapar, ahora podía ser posible, todo gracias a Nicolás Cornichón. El conflicto interno de Remedios, la introspección, las ganas de esfumarse de la rumba y evadir su realidad social, comparando ésta siempre con la majestuosidad de la gran Ciudad, provocan una catarsis:

¡Cuánta amarga experiencia dejó La Rumba en su corazón ya frio para los sueños! ¡Que venenoso calculo echo raíz en su conducta! Y la comparación, esa comparación complice de las tentaciones, la hacía poner frente a  frente su barrio y las calles céntricas, los amores de plazuela y los amores de Cornichón. Aquel lujo que desbordaba de los escaparates, aquel mundo alegre que reía en el arroyo, aquellos coches que hundían el adoquinado, la atmosfera de riqueza de las grandes calles había hecho nacer en su alma no el lirio puro en cuyo cáliz blanco duerme la dulce quimera de la virgen, sino una luz deslumbrante pero venenosa […] (De Campo 1958, 205)  

De esta manera, el escenario que retrata Micrós, la cotidianeidad, el escenario tétrico, desesperanzador y melancólico de La Rumba desencadena en la urgencia de Remedios para preferir sobremanera la suntuosa Ciudad de México de finales de siglo XIX, la gran promesa urbana del orden y progreso del Gobierno de Díaz. La protagonista frívola pero no malvada, en su deseo de ser una rota, rompe la seguridad de su destino que parece afianzarla en la herrería de su padre de por vida. Este es el retrato de la cotidianeidad, las dos rumbas como una sola. 

La falsa promesa: los desencantos del destino y la ciudad.

En La Rumba estalla el caos y la bulla de la gente: Remedios se ha ido. Su madre, Doña Porfiria se encuentra desesperada, nadie sabe dónde está, ni con quien. El encargado de buscarla es Don Mauricio, el dueño de la tienda La Rumba, enamorado de Remedios acepta sin problema ser el  apoderado en la búsqueda de su paradero. Visita a Madame Gogol sin respuesta alguna y vaga por las calles de la Ciudad con la esperanza de encontrar una pista que le devuelva a Remedios. De regreso a la Rumba, se entera que Remedios escapó con Cornichón: “Todo lo sabía la señora, porque chito la había visto en un coche de sitio de caballos con uno de sombrero de paja y cinta negra; un güero él de bigote… ¿y qué significa aquello?  Que la rumba había huido.” (De Campo 1958, 220).


Don Cosme renegaba de su hija, amenazándola de muerte si algún día se atreviera a regresar; Doña Porfiria estaba inconsolable por la decisión de su hija, que iba en contra de lo establecido: abandonar su hogar  para escapar con un hombre. El cotilleo de los rumbeños no se hizo esperar y es aquí donde podemos observar los prejuicios del que eran parte las mujeres decimonónicas, puesto que ellas debían quedarse al cuidado de sus hogares, virtuosas, casi divinas, obedeciendo a su destino biológico y condición de mujer. Doña Porfiria recibió los lamentos de sus vecinas, le dieron el pésame por el comportamiento de Remedios: “Se me cae la cara de vergüenza, vecina; pero eso yo siempre se lo dije: mira, Remedios, no te metas en enredos porque no has de sacar de ellos nada bueno; pero ya usté ve…”  “¡Ah, si fuera mi hija le hubiera dado más azotes! Se lo he dicho: eres pobre y nada de trapos; más vale ser pobre pero que no se tenga que decir, a andar hecha una banderilla  […]” (De Campo 1958, 221). Remedios transgrede el rol femenino al que estaban sometidas las mujeres, algo que ni los rumbeños ni sus propios padres estaban dispuestos a perdonar. 


Gualupita, la mejor amiga de Remedios, va en su búsqueda, fue Cornichón el que le dijo donde vivían. De esta manera, Gualupita ─que todo lo contrario a Remedios representa fielmente el rol femenino decimonónico establecido por la sociedad─ se entera de la falsa promesa, el inevitable destino de Remedios. Para comenzar, Cornichón no lleva ni un centavo a la casa y todos los anillos que le ha regalado a Remedios, los termina empeñando para poder ir de fiesta en fiesta; celoso y machista, no ha cumplido con las expectativas de Remedios: “No había saciado sus caprichosos, no había figurado en otra esfera, no se levantó del pantano nivel de los rumbeños, no; había descendido… si, era descender, morirse, enlodarse, de aquello de estar merced de un ebrio miserable a quien le pedia de rodillas una reparación y respondía… ¡no me he de casar sino con muchos pesos!” (De Campo 1985, 227). La frustración de Remedios crece día a día, abatida y frustrada por el plan fallido de convertirse en una “rota”, se da cuenta de que no nació para eso, y añora el retorno a La Rumba.


La aceptación de su destino, el hecho de que ella, Remedios y La Rumba son uno mismo, propició que ésta caiga en desesperación y finalmente ocurra el enfrentamiento que la meterá en problemas. Entre las visitas secretas de Don Mauricio, el cual en su papel de enamorado, consolaba a Remedios; un día, Nicolás Cornichón llegó a su casa y se percató por distintas señales ─un cigarro en el piso, olor de jerez en un vaso, la seriedad de la Rumba─  que alguien había estado ahí ¿acaso lo estaba engañando? Para quitarse la duda, fue con la casera la cual le confirmó que sí, un hombre había visitado a Remedios por la tarde: Don Mauricio. De repente, todo el vecindario despertó por el ensordecedor ruido de un disparo y un grito de ¡Socorro!   

El inevitable retorno: el juicio contra Remedios.      

Cornichón había muerto. La noticia del crimen del callejón de las Mariposas, llegó hasta La Rumba, los vecinos no tardaron en esparcir el suceso que involucraba a Remedios y Don Mauricio, la acusada de asesinato y el amante, serían juzgados para esclarecer el crimen.  El periódico más leído de la capital narraba el asesinato, culpando a Remedios y comprometiendo a Don Mauricio: “Según nos informaron, estaba el joven C. locamente enamorado de Remedios Vena y ella lo engañaba con un tal Mauricio, que se ha capturado ya por sospechas de complicidad en este atentado.” (De Campo 1958, 227). El juicio prometía ser un buen espectáculo. La multitud que presenció impaciente y emocionada el proceso, incluía a los vecinos de la rumba, periodistas y reporteros e infinidad de gente se dio cita para asistir al juicio.  


Después que Remedios y Don Mauricio son interrogados, es el turno de los abogados para defender a sus clientes; en los dos discursos podemos percibir generalidades sobre el rol femenino. El abogado acusador, denuncia el mal de la sociedad y se lo atribuye a la mujer: “Dicen, señores jurados, que la sociedad marcha a su desorganización moral, y esto se debe a la mujer, cuya educación actual mata en ella a la madre, a la esposa, a la hija. Sí, señores jurados, comparad la sencillez de aquellos tiempos con el lujo de hoy; las exigencias de otra época, con las insufribles de la vida moderna, y esto se debe a que la vestal del hogar abandona su misión en pos de anhelos funestos.” (De Campo 1958, 327). Recordemos que la aspiración de la Rumba, la búsqueda de su trascendencia, sentirse insatisfecha en un mundo empírico y el deseo de ascender, provocó que ésta ambicionara en convertirse en un “rota”; pero los zapatos de moda no le quedaron, los sombreros que usaran las señoritas porfirianas no se le veían bien y todo lo que ella siempre deseó, no pudo cumplirlo. La fatal decisión de haber abandonado La Rumba, el fracaso de ascender de esfera social, ocasionó que ella finalmente aceptara su destino, su lugar de pertenencia. Para el acusador, todo lo ocurrido “es la consecuencia natural de una mala conducta” la cual, en su opinión debe ser castigada.

Seguidamente, el abogado defensor, no propone una defensa en sí, en su lugar reduce y justifica el crimen diciendo que Remedios no tenía idea de las grandes consecuencias que pasarían, si quebrantaba el orden: “¡Ha calumniado a la mujer mexicana, toda dulzura y abnegación; ha hecho la caricatura de la madre, de la esposa y la hija […] No la condenéis: he probado que obró en defensa propia, y si me estuviera permitido mover vuestros corazones, os diría: pensad en la esposa que os espera, pensad si una hija vuestra ocupara este sitio; juzgadlo con vuestro corazón de padres.”   (De Campo 1958, 331).    


Remedios es absuelta de todos los cargos, su retorno a La Rumba es inevitable, un lugar con el que tanto esmero escapó y en su regreso seguía igual que siempre. Las limitaciones ideológicas patriarcales del México decimonónico y el orden social establecido, dejan muchas preguntas abiertas. La visión de la mujer como un ser “inferior” la cual necesita tener siempre una especie de protección especial por su aparente incapacidad de defenderse como un individuo, la impotencis de fungir como un actor social siempre dependiente del hombre, nos muestra las graves consecuencias de transgredir el orden social establecido. Anheló, transgredió y fracasó, tal como una heroína trágica, imposibilitada e insatisfecha de lo ordinario, en su intentó por ascender, se convirtió en la caricaturización de una “rota”, quebrantó el “deber ser” del rol femenino, para finalmente degradarse y “perderse en las sombras del patio, sombras quizás protectoras y no cómplices.”      


Bibliografía:

  • De Campo, Ángel.  Ocios y apuntes y La rumba. México: Porrúa, 1958.


  • Alvarez Z., María Edmée. Literatura mexicana e hispanoamericana. México: Porrúa, 1971.


  • Ortega Arango, Oscar. Palabra y reflexión: la literatura de América Latina. Mérida, Yucatán: Instituto de Cultura de Yucatán, 2010.


  • Trevino, Blanca Estela. Kinetoscopio, las crónicas de Angel de Campo, Micrós, en El Universal (1896). México: Al siglo XIX, 2003.