El
autoritarismo del Gobierno de Vladimir Putin ha desencadenado diversos movimientos
sociales, que tienen como principal objetivo señalar las injusticias de la
dictadura que ha implementado el Presidente Ruso en los últimos años. Uno de
estos movimientos es Pussy Riot: un grupo de mujeres feministas que a través de
su música y presentaciones en lugares emblemáticos de Rusia ―como la Catedral
de Moscú, santuario de la iglesia Ortodoxa― se han dedicado a protestar y hacer
consciencia sobre la situación sociopolítica del país.
El
gobierno de Putin se ha caracterizado por ser conservador y represivo, el ejemplo
más reciente lo podemos observar con la implementación de la ley contra la
propaganda homosexual, la cual ha hecho que
la comunidad LGTB rusa sea víctima de diversos ataques físicos y morales por
parte de la sociedad, así como también de sufrir aparatosos encuentros
violentos con la policía de aquel país, como respuesta al intento de manifestar
su inconformidad con dicha ley, que prácticamente los rechaza y discrimina por
su preferencia sexual. Se convirtieron en enemigos del Estado.
El
grupo de Punk, Pussy Riot nace el mismo día de la reelección de Putin. El 21 de
Febrero de 2012 irrumpieron en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú para
cantar en contra del Presidente, la presentación fue recibida de una manera muy
negativa por parte de los rusos ortodoxos, puesto que no lo vieron como una manifestación
sino todo lo contrario, como un acto vandálico grave que atentaba contra el Patriarca
Cirilo I y la creencia de los fieles.
Una
de las críticas que manifiesta Pussy Riot en sus canciones es precisamente la relación
Iglesia-Estado que el Presidente Ruso ha entablado con los ortodoxos. El grupo
considera que esto no es correcto puesto que ambas instituciones no deberían
tener intereses en común, por lo tanto no deben estar ligadas de ninguna manera.
Como grupo feminista rechazan el sistema opresivo del patriarcado en el que la
mujer queda en segundo término, rezagada por la represión masculina.
Los
perfomances de Pussy Riot siempre son en lugares públicos, se pueden encontrar
videos del grupo en tiendas departamentales, azoteas, plazas e iglesias, puntos
importantes en donde la concurrencia de la gente es vital para poder
manifestarse y causar el impacto que ellas desean. Con indumentaria de colores
brillantes y fluorescentes; pasamontañas, micrófono, bocinas y guitarra en mano,
interpretan las canciones que ellas mismas escriben: su mensaje es político-social,
con el que buscan denunciar y crear consciencia.
El
excesivo nacionalismo que promueve Putin, el autoritario régimen al que ha sido
sometida la sociedad rusa y la privación de los derechos humanos ―tales como
expresar su preferencia sexual― son algunas de las situaciones que Pussy Riot
reclama a través de sus letras. Hacen uso del arte y la metáfora para
expresarse, un método pacífico que durante las primeras presentaciones del
grupo logró conectarse y ganarse cierta empatía del público. Hasta que
finalmente, el 12 de Febrero del 2012 en su entrada a la Catedral de Moscú,
causaron verdadera molestia entre los creyentes de la iglesia, que las atacaron
e incluso demandaron por daño a la moral.
De
esta manera, tres integrantes del grupo fueron arrestadas, la razón por parte
del Estado fue por haber cometido “un acto motivado por odio irracional
religioso” que agredía moralmente a la Iglesia. El juicio de Nadia, Mesha y
Katia se convirtió en un espectáculo que trascendió gracias a la prensa extranjera,
quienes consideraban una total injusticia el encierro de las tres mujeres, especialmente
por el motivo que se les acusaba.
Es
precisamente el cargo del que se les culpa, lo que causó conmoción a las
propias integrantes, familia y prensa puesto que se disfrazaba detrás de un “odio
a la iglesia” como se mencionó anteriormente, cuando el verdadero tema que
ellas querían denunciar era el Gobierno de Putin. No fue tratado como un acto político,
sino como un acto antirreligioso que transgredía y quebrantaba el respeto hacia
la iglesia y sus seguidores: invadieron un lugar santo, utilizando ropa
inapropiada ―violando las reglas de la congregación que dictan no mostrar
brazos y piernas― actuando de una forma provocativa y agresiva, perturbando el
orden social incitado por odio. Fue tanto el fanatismo de la sociedad rusa que
incluso llegaron a compararlas con los bolcheviques; también las juzgaron de
revolucionarias y demonios, por el simple hecho de ser mujeres protestantes.
En 2013,
HBO realizó un documental llamado Pussy
Riot: A punk prayer en el que durante hora y media, se narra la historia de
Masha, Katia y Nadia antes, durante y después del juicio, el impacto que tuvo
con la sociedad rusa y con el mismo Putin, que al ser cuestionado sobre la presentación
realizada en la catedral, responde que es deber del Estado, proteger las
creencias de los fieles: “The Goverment must protect the feelings of believers”.
¿Es este el verdadero compromiso de Putin y su gobierno?
Finalmente,
el documental nos muestra que Katia logró ser absuelta de los cargos, pero
Nadia y Masha no. Fueron sentenciadas a dos años de Cárcel que cumplieron a
pesar de la polémica y hace apenas unos meses del presente año fueron
absueltas. El grupo Pussy Riot sigue con su movimiento, reclamando que la
libertad en Rusia está desapareciendo, lo cual es un impedimento para el
desarrollo del País, un retroceso y grave situación que está colocando a Rusia
como una dictadura.
Pussy Riot: A Punk Prayer subtitulado en inglés
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