Las dos Fridas: retrato de amor sufrido entre dos mundos
Jessica Ayala Pérez
Yo no pinto sueños pinto realidades.
Frida Kahlo
¿Por qué Frida Kahlo amaba con tanta devoción a Diego Rivera? ¿Por qué le aguanto todas sus infidelidades? El siguiente ensayo tiene como finalidad analizar uno de los autorretratos más conocidos y emblemáticos de la artista mexicana que pintó justo después del devastador divorcio con el amor de su vida: el muralista Diego Rivera. Al finalizar, el lector conocerá desde la perspectiva de la propia Frida (con ayuda de libros que nos narran su vida cronológicamente, ensayos, análisis hechos sobre la pintura –y el contexto sociocultural que la envolvía en ese momento– e incluso una película) el significado simbólico y emocional al momento de plasmar dicha pintura en óleo sobre lienzo.
El Poeta y ensayista André Breton calificaba la obra de la artista como surrealista a lo que Kahlo respondía que aunque todos creían que ella pintaba sus sueños, lo único que hacía era representar su realidad. Desde niña conoció lo que era el dolor –a la edad de seis años la acogió una terrible enfermedad llamada poliomielitis– que como consecuencia le dejó la pierna derecha más flaca que la izquierda por consiguiente, sus compañeros de primaria la burlaron con apodos como “pata de palo”.
Es así como a lo largo de su vida experimentó muchos dolores físicos y emocionales a causa de sus problemas con la salud y su obsesivo amor hacia el promiscuo Diego. Lo que marcó a Frida fue el accidente que sufrió en 1925: la dejó con lesiones permanentes –el pasamanos del camión se le incrustó de lado izquierdo y le salió por su aparato reproductor– después de esto la medicina de su tiempo la torturó con 32 operaciones, corsés de varios tipos y diversos mecanismos de estiramiento. Todos estos sucesos trágicos hicieron que Frida demostrara su fuerte y gran personalidad: fue capaz de enseñarnos su profundo dolor y sufrimiento en cada una de sus pinturas; en este particular caso, el vacío que sentía cuando se divorció de Diego Rivera quedó plasmado en Las Dos Fridas.
Antes de iniciar el análisis es necesario hablar de algunos datos biográficos de la artista que son de suma importancia porque como consecuencia trajeron el nacimiento de su gran y exitosa carrera como pintora y el tormentoso amorío con Diego Rivera y a su vez dio nacimiento a la máxima obra de Kahlo: Las dos Fridas. Esta dramática historia de amor comenzó en el año de 1922 cuando Frida ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de la Ciudad de México, la más prestigiada hasta entonces con su primera generación de 32 mujeres, fue en este lugar cuando Frida vio por primera vez a su futuro esposo en el auditorio de la escuela mientras éste pintaba un mural llamado “Creación”. El sería el hombre que en un futuro la haría feliz y miserable al mismo tiempo.
Antes de Diego existió otro hombre en la vida de Frida: Alejandro Gómez Arias, líder de “Las Cachuchas” –grupo de amigos con los que la pintora dio rienda suelta a su rebeldía, jugándole bromas a sus maestros y simplemente mostrando su espíritu revolucionario a la sociedad conservadora de aquel tiempo– el 17 de septiembre de 1925 iba Frida de regreso a casa, acompañada de su novio, cuando el camión en el que viajaba se impactó contra un tranvía. Frida sufrió múltiples heridas: pelvis rota, fracturas severas en la columna vertebral y otras heridas de gravedad, lo cual hizo dudar a los doctores de que pudiera recuperarse y volver a caminar, a causa de esto pasó mucho tiempo en cama. Durante su convalecencia permaneció deprimida (Alejandro la abandono poco después del accidente) y se encontraba en un estado total de aburrimiento por lo tanto, sus padres para tratar de elevar su ánimo mandaron a hacer un caballete especial para que pudiera pintar acostada y colocaron un espejo en el techo. De esta manera tan sencilla y sin saber el éxito que estaba por venir es como comenzó a plasmar su talento una de las mejores pintoras mexicanas que han existido en la historia.
Después de dos años del accidente y recuperada en un noventa por ciento la movilidad de su cuerpo, Frida llevaba consigo tres de sus primeras pinturas muy decidida a mostrárselas a Diego Rivera -que en ese entonces pintaba un mural para la Secretaria de Educación Pública- para pedirle una crítica sobre su trabajo y así poder saber si en verdad la pintura era lo suyo; de esta forma se dio el segundo encuentro entre estos dos grande artistas de la época revolucionaria. Diego quedó al instante embelesado con la sublime belleza de la joven Frida y más aun con Autorretrato con traje de terciopelo: el primer cuadro profesional de la artista.
Frida no creía sinceros los halagos provenientes de Diego, pero éste le contestó que debía fiarse de los cumplidos tanto como de las críticas, que él mismo estaba seguro de que poseía un gran talento porque sus pinturas no eran elaboradas con los típicos trucos y por éstas razones ella debía seguir su carrera como pintora profesional (Taymor 2002, 24’03’’-24’52’’). Estos dos grandes personajes de la historia del arte mexicano siguieron frecuentándose y en 1927 Frida se unió a la joven Liga Comunista y fue en este momento cuando Diego comenzó a cortejarla.
El 21 de agosto de 1929 finalmente contrajeron matrimonio; casi nadie estaba de acuerdo en que la pequeña, frágil y hermosa Frida se casara con aquel “gordo barrigón”, ni siquiera la propia madre de la mexicana estaba feliz. A partir de los primeros meses de matrimonio comenzaron los problemas, Diego era incapaz de serle fiel a su tercera esposa: se acostaba con cualquier mujer que le correspondiera, pero tenía cierta preferencia con las modelos de sus murales; a Frida esto no le molestaba –aunque sí le dolía– porque desde que se casó sabía que era un mujeriego y lo único que le pedía era lealtad (para ella esto era más importante que la propia fidelidad). Sin embargo, después de 3 años de vivir en “chilangolandia” –término que ambos usaban para referirse a los Estados Unidos– por los diversos trabajos del muralista, regresaron a México y se instalaron en una casa doble en San Ángel en donde vivían con la hermana menor (divorciada) de los Kahlo: Cristina, acompañada de sus dos hijos. La gota que derramó el vaso fue cuando Frida descubrió el amorío entre su hermana y su esposo éste le pidió el divorcio y ella muy dolida dio fin al matrimonio Kahlo/Rivera el 6 de noviembre de 1939.
El ensayista Lozano dice que: “En esta obra reunió la síntesis absoluta de su condición como mujer y como artista. Es el manifiesto de una pintora, el gesto supremo de una existencia que parece haber encontrado su destino, aunque haya sido brevemente” (2007, 21). Finalizando su divorcio Frida se dedicó al cien por ciento a pintar su primer trabajo en gran escala: Las dos Fridas que consiste en un cuadro de 173x173cm y actualmente se encuentra en el Museo de Arte Moderno en México, D.F. El análisis es el siguiente:
Ø El fondo de la pintura es una tormenta con colores azules y blancos en formas de remolino que representan la fuerte depresión por la que pasaba a finales de 1939, reflejando la crisis y separación matrimonial.
Ø La Frida de la izquierda está representada como una mujer europea de clase alta, con un vestido encorsetado (como los que usaba para recuperarse de los problemas de su columna vertebral) de color blanco: esta Frida es la intelectual, la famosa, la liberal, la que el mundo exterior quería y admiraba. Ella se sentía avergonzada de esta parte de su ser; tiene una tijera en la mano derecha simbolizando que cortó el flujo sanguíneo y por esta razón se desangra de dolor con el corazón desgarrado y desfragmentado: se le pueden ver algunas cavidades y membranas, esto nos dice que es una Frida viva pero infeliz y no completa (como persona). Un dato importante es que Diego odiaba esta parte de Frida, no la soportaba y más adelante se conocerá la razón.
Ø Una única arteria une los dos corazones al igual que las manos permanecen unidas, con esto la pintora nos dice que se trata de una misma persona queriendo ser por una parte moderna y actual, pero sin olvidar sus raíces.
Ø La mujer de la derecha: es la Frida mexicana, vestida con el traje típico tehuano de una región cerca de Oaxaca llamada “Isthmus de Tehuantepec” consta de una falda larga y una blusa que recibe el nombre de “huipil”. Esta fue la indumentaria favorita de Kahlo desde que se casó con Diego, por esta razón Frida lo portó con mucho orgullo y se encargó de darlo a conocer alrededor del mundo hasta que lo hizo formar parte de sí misma, como si fuera su segunda piel. Se le puede ver vestida de esta manera en varios eventos importantes en el extranjero. Esta era la Frida a la que Diego amaba: la humilde, la mexicana orgullosa de sus raíces indígenas. El corazón se puede ver completo sin ninguna rasgadura -como el de la europea de lado- que represente algún tipo de dolor o sufrimiento, simplemente se trata de una mujer completa, feliz y enamorada.
Ø La vena que sale del corazón de la Frida mexicana termina en un pequeño relicario con una foto de Diego cuando era pequeño, para la pintora eso era lo que representaba su ex esposo: su niño, su amigo, su camarada, su amante, su vida, su todo.
Finalmente, después de algunos años, Diego y Frida regresaron y para sorpresa de muchos se volvieron a casar. Frida muere el 13 de julio de 1954 a causa de una embolia pulmonar, y de esta manera se acaba la vida de una gran pintora mexicana que alcanzó un alto éxito mundial a pesar de sufrir una vida con diversas dificultades e impedimentos físicos.
Aún cuando muchos de sus trabajos contienen elementos fantásticos, no hemos de identificarlos como surrealistas, pues ninguno de ellos se desprendió por completo de la realidad. Es la única pintora que exponiendo sus obras en orden cronológico puede contarnos su vida personal a través de ellas.
Referencias
Ø Taymor, dir. 2002. Frida: con Salma Hayek y Alfred Molina; México D.F.: Miramax films.
Ø Tibol, Raquel. 2008. “The Two Fridas” en Frida Kahlo 1907-2007, s/ed. México D.F.: RM.
Ø Lozano Martin, Luis. 2007. “Frida Kahlo. Una relectura para conocer el universo estético de la pintora” en Frida Kahlo ed. Landucci. México D.F.: Oceano.
Ø Zamora, Martha. 1987. Frida el pincel de la angustia. Estado de México.: s/e.
No hay comentarios:
Publicar un comentario