Helena, Carolina y el cuento de los limones
Una vez la señora Helena estaba en el lujoso jardín de su hermosa casa colonial (de las pocas habitadas que quedan) en Prolongación Montejo acompañada con una copa del mejor vino mientras sus dos nietos más pequeños jugaban con la pelota; el mayor sentado a su lado con su iPod escuchando música entretenido con ese “aparato” -como ella le decía- que prácticamente lo tenía idiotizado, el joven solo abría la boca para celebrar que subía de nivel; dieron las seis treinta de la tarde, Helena admiraba la hermosa tarde y con ella recordaba, tormentosa, los problemas en los que su hija y nuero estaban metidos con hacienda en el que ella también estaba envuelta, debían tanto dinero que no sabían que iban a hacer ¿cómo seguirían dándole esa vida de lujo a la que estaban acostumbrados sus nietos? ¿Qué iba a pasar con el viaje a Disney para festejar los 15 años de Jeremy? Perderían todo: la casa, la empresa que tanto les había costado levantar cuando su esposo falleció, las joyas de la familia muy valiosas económica y emocionalmente, todo absolutamente todo… los ojos de Helena se llenaban de lágrimas cuando de repente aparece Carolina, su fiel, sabia y mejor amiga desde la infancia, llegó de sorpresa a visitarla. Aquélla no pudo contenerse más y le contó el grave problema: pensaban que todo estaba perfecto en el negocio pero no era así, por varios malentendidos y un pésimo contador estaban a punto de declararse en banca rota por todo el dinero que le debían a Hacienda pero existía una solución, una solución que le había ofrecido un viejo conocido que trabajaba en la SHCP: “Dame tus dos propiedades más valiosas, una en la ciudad y otra que se encuentre en la playa, y ese nuevo auto deportivo que tiene tu nuero y te prometo, es más ¡te juro! que tus problemas aquí quedarán absueltos, tu sabes muy bien que es tu mejor opción lo que me darás no es ni la mitad de lo que debes ¿aceptas?” Carolina miró con cierta incredulidad a Helena cuando terminó de relatar la propuesta, no podía creer lo que había escuchado y le replicó: “Helena, querida, no puedes estar pensando en hacer eso, aparte de ser ilegal y peligroso esta solución parece ser demasiado perfecta e idealizada para salvarte del gran problema en el que estas metida, déjame contarte lo que le paso a mi padre cuando era un adolescente, el siempre soñó con abrir su cadena de restaurantes pero en aquellos tiempos mis abuelos no tenían dinero con mucho trabajo y esfuerzo llevaban apenas unos panes para que comieran, un día él robó unos limones del árbol del vecino y preparó limonada, en el camino hacia el centro en donde vendería comenzó a imaginar que con el dinero que ganara podría comprar diferentes frutas y hacer jugos, con la ganancia de éstos se compraría una bicicleta y más provisiones, y con el dinero que obtuviera con sus entregas a domicilio a las familias riquillas de aquel tiempo podría invertir en un pequeño local que a su vez se convertiría en su primer restaurant en donde él mismo seria el Chef estrella y con el éxito obtenido podría abrir otras sucursales y así convertirse en el hombre millonario que siempre quiso ser ¿suena perfecto, no? Era tanto su anhelo y optimismo en el que estaba sumido que se olvidó de la realidad y torpemente tropezó con una piedra que había en el camino, y vio cómo su más grande sueño se iba por la alcantarilla… Helena con esta pequeña anécdota de problemática diferente pero con una misma finalidad, yo pretendo que aceptes tu realidad, que enfrentes tu problema sin aferrarte a aquella solución que suena tan perfecta pero a la vez es muy riesgosa, mi padre después de esa experiencia y con el pasar de los años, reflexionó y me dijo: -si quieres que lo que te digan y piensan sea una realidad, procura siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas porque la persona que es prudente se atiene a las realidades y desdeña las fantasías- ¿ahora entiendes? Mi querida amiga, resuelve tu problema con prudencia y honestidad, verás como todo será más sencillo e incluso con la ayuda de dios saldrás adelante.
En realidades ciertas podrás confiar,
más de las fantasías te deberás alejar.
FIN
2 comentarios:
Wow, Me gusto!! aunque podrias pues narrar como son los personajes fisicamente, para que la imaginacion trabajaria mas..
me gusto mucho, se me dificulto la lectura con la falta de comas, :D !!!!!!
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